Gabo: un náugrafo y un coronel | Reseña


La pluma de García Márquez es sumamente maravillosa y mágica. Una obra de él siempre se disfruta. Lo que les traigo a continuación son lecturas que he hecho hace mucho. Esta entrada la creo a causal de un trabajo de la universidad donde tenía que hablar del autor y que mejor con historias que he disfrutado de primera mano.

El relato de un náufrago.

Este libro trata la historia de Luis Alejandro Velasco, él fue miembro de la tripulación que iba en el destructor llamado Caldas perteneciente a la marina de Colombia.
Aquí nos cuenta cómo este hombre sobrevivió 10 días sin nada para comer ni beber. Esta historia ya era conocida y lo que se sabía era que ''una tormenta'' hizo que el destructor perdiera control y los marinos cayeran al mar. Dieron a todos por muertos pero tiempo después aparece Luis Velasco como sobreviviente y se convierte en un héroe.

La cuestión es que había pasado ya mucho tiempo y un días Luis Alejandro Velasco aparece en las instalaciones de EL Espectador (donde trabajaba García Márquez como reportero) preguntando cuánto podrían pagarle por la versión real de dicho suceso.
La historia ya había sido muy manoseada y decidieron rechazar la propuesta de este hombre, ya que como su imagen había sido sobreexplotada  creían que el inventaría una historia para volver a resurgir. Sin embargo Guillermo Cano -director de El Espectador- decidió aceptar y puso el relato en manos de Gabo.

'' Lo que no sabíamos (...) era que aquel rastreo agotador había de conducirnos a una nueva aventura que causó un cierto revuelo en el país, que a él le costaría su gloria y su carrera y que a mí pudo costarme el pellejo. ''
En una de las sesiones que tuvieron, García Márquez le pide que le cuente cómo fue la tormenta que causó el desastre ya conocido, este hombre le contesta que en ningún momento hubo tal tormenta. Es ahí donde vemos un tinte extraño y lo que sería la verdad.
Lo que había pasado era que el destructor llevaba carga de contrabando: neveras, televisores, lavadores.  Esta carga estaba mal asegurada y fue el peso lo que causó que todos cayeran.

Publicar esto conllevaba un gran peso para los dos. Como se dice comúnmente destaparon la olla de grillos, a pesar de eso siguieron adelante y la hicieron pública. No tardó mucho para que el gobierno que en ese entonces estaba a cargo del general Gustavo Rojas Pinilla tratara de desmentir todo diciendo que era falso. 
Entonces fue cuando Gabo decidió buscar a compañeros de Luis Velasco y solicitarle fotografías para probar que lo publicado era real. En esas fotos se veía de manera clara esa mercancía, inclusive con marcas. Ya nadie podía negar que la historia era verdadera.

El gobernador decidió clausurar El espectador y García Márquez se exilió en París y a causa de esto pasó muchos males. Tuvo que ganarse  la vida recogiendo botellas, periódicos, cantando en distintos lugares. A pesar de todo no dejó de escribir, publicó El coronel no tiene quien le escriba e inició Cien años de soledad.

El coronel no tiene quien le escriba. 

Esta fue la primera obra que leí de Gabriel García Márquez. La historia se trata, como su nombre lo indica, de un coronel que está a la espera de una carta de jubilación con la cual podrá cobrar una pensión por sus años de servicios. Lamentablemente, lleva en esa espera la cantidad -nada corta- de quince años.

Hasta ese entonces el coronel junto a su mujer han tenido que llevar una vida de miserias. El coronel vive en carne propia la injusticia de un gobierno lleno de corrupción que da poco o nada de valor a todo el sacrificio que él y muchos ciudadanos mas brindaron en algún momento a su país.
El libro nos cuenta cómo cada viernes se dirige al pueblo a la espera de la lancha de los correos y que acto seguido se revise si hay alguna carta a su nombre, pero cada viernes la respuesta es siempre la misma: no. Sin embargo él no pierdes las esperanzas.

'' (...) el coronel experimentó la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. ''
En su hogar han vendido prácticamente todo y a lo poco que queda le buscan un comprador... menos a un gallo. El coronel se rehúsa a vender a este animal, al contrario, hace todo lo posible para que al gallo no le falte alimento, inclusive, sacrificar su poca comida y la de su esposa. 
Este gallo lo ayuda a mantener algo de fe, una fe que le hace creer que vendrán días mejores.
       
La pareja de esposos llegó a pasar días sin comer, tanta fue la adversidad que a pesar de todo deciden vender el animal. Con esto obtienen algo de dinero y a su vez, algo de alegría. 
Lo bueno duró poco. Regresaron a su rutina de hambruna habitual.

El final de la historia es algo shockeante, te deja estupefacto. Te hace pensar en la imposibilidad de que termine ahí, te crea dudas, incertidumbres, pero a pesar de ello es difícil ver el libro terminando de otra manera. Es un final preciso.

García Márquez sabe crear un lazo de intimidad con sus libros ya que refleja mucho de él y de lo que fue su vida a lo largo del tiempo. Este libro es un claro ejemplo de ello, cuando lo escribió él estaba viviendo su exilio en París  y todo lo que él vivía, toda el hambre, toda la necesidad que sentía, era la misma que la del coronel y su mujer.
Incluso un dato algo más obvio: su propio abuelo materno murió esperando una pensión... que al igual que el coronel nunca le llegó.

'' -Tenía que llegarme hoy con seguridad -dijo el coronel.
-Lo único que llega con seguridad es la muerte, coronel. ''
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