Gracias por el fuego - Mario Benedetti
-¿Puedo quitarme los zapatos?
-Puedes quitarte lo que quieras.
-¿Incluso las inhibiciones?
-Eso antes que nada.
Se acabaron los sueños. Pero déjame que alguna vez hable contigo. Siento que con nadie, ni siquiera cuando estoy a solas, estoy tan cerca de la verdad. De mi verdad.
Mi conmoción interior es más viva aún cuando me mira que cuando me toca. Además, me ha tocado tan pocas veces y siempre por motivos triviales. En cambio, siempre me mira, nunca rehuye mis ojos. Tiene una formidable capacidad para estar íntegra en su mirada, para mirar viviendo, para mirar sintiendo, para mirar simpatizando. Ella simpatiza conmigo, de eso sí estoy seguro. Y su simpatía es tan cálida, tan vital, tan lúcida, que es casi el equivalente de un amor.
(...) nosotros dos nos entendemos, parecían decir, nosotros dos escuchamos la misma melodía, oímos el mismo mundo, desciframos las mismas palabras, nosotros dos y el resto que se pudra
Pero su mirada y su sonrisa, al recorrerme estrujan mi corazón, lo aceleran, lo lanzan, y una vez que mi corazón es lanzado a querer, a urgir, a necesitar, somete al sexo, y éste pasa a proceder como mera filial orgánica y sus modos de amor dejan de ser los propios para convertirse en subsidiarios de los modos de amor del corazón.
Las cruces sobre el agua - Joaquín Gallegos Lara
Sus hermanas tenían poquísimas amigas, no iban al cine, no bailaban nunca: coser, coser, ir a misa los domingos ¿era eso juventud?
Detrás de la casa se extendían entablados de potreros con palmas. Mezquinas luces parpadeaban en las chozas de techo de paja y sin paredes. La claridad se escapaba toda al cielo de nubes flamencas, surcado de hileras de loros. En las espesuras, en los tendales, bajo las copas de los naranjos y de los mangos, quedamente la sombra nacía. Como se dormían los campos, en el alma de Alfonso se dormía la nostalgia indefinida, un vago anhelo de regazo y de llanto.
-Sólo a tu lado, vivir es vivir.
-Sin ti, es la soledad
-¿Sientes la noche?
-Contigo he aprendido a sentirla
-Todo lo tuyo posee algo mío desde siempre.
El calor de sus manos era uno solo. La cara de Violeta, definitivamente no era ya irreal: estaba allí en el prodigio sencillo de su frente pura, de sus pestañas pesadas de noche, de sus labios en los que brillaban la pasión y la juventud. Al unirse sus bocas, temblaron sus almas hasta lo más hondo. Con eléctrica tibieza, el beso ponía en lo párpados de ambos una dulzura de eternidad.
Se adoraban no sólo en alma y destino sino en cuerpo y deseo. Al sólo ruido de sus pasos, latía más loco el corazón de Áurea. Lo amaba.
La tarde que lo conoció quedó deslumbrada, como cuando miró cara a cara un rayo.
Si decido quedarme - Gayle Forman
La persona que eres esta noche es la misma de la que estaba enamorado ayer, la misma de la estaré enamorado mañana. Me gusta que seas frágil y dura, callada y chispeante.
-Sólo necesito unos segundos.
-¿Por qué? O sea, ¿qué vas a hacer en unos segundos? Él se lo piensa antes de contestar. Sus ojos, normalmente una mezcla de gris, castaño y verde, se han vuelto oscuros.
-Demostrarle que estoy aquí, Que todavía le queda alguien aquí.
Gracias por leer 🎈